Relación entre las sociedades y las actividades
Las organizaciones como objeto de estudio son abordadas desde una perspectiva que permite situarlas en un gran escenario multivariado. La globalización, -término difuso y controvertido en el terreno académico-, nos brinda con sus imágenes el primer gran telón de fondo para anclar relativamente la mirada hacia las organizaciones del mundo contemporáneo.

Las organizaciones, sus definiciones y desenvolvimientos son exploradas ya no desde las clásicas visiones estructurales, socio técnicas o psico-comportamentales, sino desde la articulación compleja de tres dimensiones relevantes para la tradición sociológica: el poder, la sociedad y el actor.
La globalización como proceso, los nuevos escenarios de la política y el poder, las nuevas complejidades sociales y los espacios del actor, circunvalados difusamente por aquello que fue alguna vez metafóricamente nominado como el artefacto “humano” arquetípico de la modernidad occidental: las organizaciones.
El desarrollo y expansión de las organizaciones es, sin duda, una de las características de la
sociedad contemporánea. La expansión es tanto de ámbito de influencia y acción -pues pasan de
una ubicación local a otra nacional y, finalmente, internacional- como de forma, pues
inicialmente respondieron al esquema familiar, posteriormente se centraron en el
establecimiento de fábricas y empresas, y alcanzan la forma de organizaciones
multidimensionales. En efecto, la industrialización significó de una manera muy clara la
aparición de la fábrica como forma generalizada de producción, con el emblema de la chimenea -
nueva manifestación estética de la primera industrialización-, que dio lugar el uso centralizado de
los recursos energéticos y la apropiación de los medios de producción. La organización industrial
acompaña, entonces, a la nueva fase de producción para el mercado y a la aparición de un
mercado de trabajo. La difusión y ampliación de la fábrica da lugar a la empresa, que se convierte
en el concepto característico de la segunda industrialización, con un sistema de roles claramente
definidos directivos, técnicos, mandos intermedios, empleados y obreros-.
La necesidad de organizaciones en la nueva sociedad surge de la creciente complejidad de sus
problemas. Las demandas continuas, urgentes y generalizadas de abundantes bienes y servicios
de una población en crecimiento no se pueden satisfacer a través de soluciones meramente
individuales. El consumo de masas crecientemente sofisticado exige, a su vez, formas de
producción en masa con su correspondiente sofisticación. Los individuos considerados de forma
aislada van perdiendo importancia a la hora de conseguir satisfacer incluso las propias demandas
personales más elementales. Tienen que ser, cada vez más, grupos organizados de personas los
que respondan a las peticiones, para asegurar la eficacia y la permanencia de la oferta,
crecientemente estandarizada.